Aunque este tema no aparece como conflicto, seria conveniente que hiciéramos un paréntesis para adentrarnos en esto, pues es parte que una armonía familiar vaya también de la mano de una paz con el cuerpo.
Detengámonos un momento, aterricémoslo. Parte de nuestra vida diaria, se ve reflejada en nuestro cuerpo, o más bien dicho, la vida nos deja sus huellas marcadas en nuestro ser. El estrés, el cansancio, la fatiga, ¿a poco no lo hacen? Claro, las canas, las arrugas, los hombros caídos, son cicatrices del tiempo.
Lo bueno, es que como así los días influyen en nosotros, también nosotros, desde adentro, podemos influir en los días. Se trata de hacer esos días mejores para nosotros, de disfrutarlos, de sacarles todo el delicioso jugo e invirtiendo en nuestro cuerpo, es una manera de prepararse bien, de llenarnos de combustible, de inflarnos de vitalidad, para poder hacerlo.
Lo primero es mantenerse en la dura línea del equilibrio, pues como en todo equilibrio, no hay otra forma de entrar más que por la fuerza, pero una vez dentro y junto, no se sale de él. Hablo de una compensación hacia nuestro ser, un modo de darle las gracias por mantenernos vivos y funcionales, así:
Primero, debes comenzar con una buena dieta y esto no es así de fácil. Esto es un compromiso en serio, la verdad, hacer el hábito de comer lechuga, acelgas, nopales, muy pocas carnes rojas y nada de harinas y frituras, no es nada fácil y no cualquier persona lo hace, pero por eso no cualquier persona llega a los 65 años con cuerpo de 40 y energía de 20. Día a día, estas personas se abstienen de las sabrosas fajitas, de los suculentos chicharrones. Día a día hacen el esfuerzo para mantenerse sanos.
No nada más es lo que comes, aparte hay que agregarle un poco de ejercicio. Con tres salidas a correr por semana es suficiente y no sabes como revitaliza esto, el aire fresco, el aroma del rocío. Inténtalo en tu plaza más cerca un día después de llover, te llenas de vibraciones incomprendidamente positivas. Sube montañas una vez cada tres meses, bebe muchísima agua limpia, cuídate.
A esto hay que agregarle actividad para mantener sano el cerebro. Son buenas ideas las visitas inesperadas a familiares, las fiestas decorosas con amigos, las salidas con los hijos dedicadamente solo a divertirse. Por último el toque espiritual y lo mejor para esto es la calma total y el hablar con sigo mismo. Esas dos fórmulas por separado te convierten en un ser gigante.
Comprometerte a esto, te hará más feliz, disfrutaras de ti mismo y harás disfrutar a los demás. Es un gran tesoro. Su precio, lo es igualmente.
Para: Publicalpha.com
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